Por Pedro Valero Merino, investigador en historia y de arqueología
Era el año de 1961 cuando el director de la revista Vistazo Xavier Alvarado Roca inició una campaña para colocar una lápida digna para el poeta y periodista guayaquileño Medardo Ángel Silva Rodas. La que tenía estaba sin pintar y con los nombres del poeta y su madre, Mariana Rodas, pintados con plantilla y sin las fechas de sus fallecimientos. Esta tumba está ubicada en la puerta 2 del Cementerio General de Guayaquil.
Personas entusiastas como Luis Noboa Icaza, Jorge Robles Bodero, Raúl Clemente Huerta, Teodoro Alvarado Olea, Fotografía EMFOCA, Humberto Alvarado, José Salvador, V Dogario, Ezequiel González (poeta español), Vicente Armijos entre otros aportaron su óbolo sumando una contribución de 1133,40 sucres.
Pero ¡Oh, sorpresa! Un día Xavier Alvarado Roca se encuentra con la novedad de que la lápida había sido cambiada, por supuesto, que en relación a la anterior esta era mucho mejor. Fue hecha por Pinto un reconocido escultor cuyo nombre tienen grabadas algunas lápidas en el Cementerio General de Guayaquil. Inicialmente fue de color blanco para luego ser pintada con un chillón color amarillo.
Con el sinsabor de no haber concretado el proyecto de su iniciativa sintió que la lápida no estaba a la altura de lo que él pretendía.
¿Y el dinero? Bueno por consenso se decidió donar el dinero recaudado para la construcción del Hospital del Niño.
Hasta ahora no se sabe quién fue ese o esos admiradores del poeta que sin avisar cambiaron la lápida y le dejaron los churos hechos a la iniciativa de la revista Vistazo.
Fotografía tomada de diario El Universo junio de 2019
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